Carpetania mítica y turística, 25.000 años de historia

Juan Pablo Mañueco

Extraído del libro «Castilla entre el XX y XXI, Historia y Memoria», de Juan Pablo Mañueco

Imagen de la entrada: mapa de los pueblos prerromanos de Castilla la Nueva

Carpetania mítica y turística, 25.000 años de historia, de arte y de grabado, cuna de la vida familiar y del humanismo

CARPETANIA, 25.000 AÑOS DE historia, de arte, de grabado y de vida hogareña”. Esto sí empezaría a ser ya antigüedad y distingo, protohistoria, escalafón y solera. Y además Guadalajara podría hacerse arte y cuna del humanismo de todos los tiempos, si las autoridades alcarreñas decidieran distraer tanto erario público como han desviado las santanderinas hacia sus delirios.

¿Por qué? Porque aparte de animales, en la Cueva de los Casares y otras del contorno, se representan ya escenas humanas familiares como el embarazo, el parto y la vida familiar.

La verdad, sería una buena forma de atraer turistas hacia la Alcarria. Mejor que un libro de viajes muy promocionado, a pesar de que pone a sus habitantes a caer de un burro, se ríe de ellos sin parar, y les trata de paletos y de rústicos.

El cual libelo, cuyo nombre no pienso citar, no para de ser promocionado sin embargo por las autoridades de la provincia, que probablemente ni siquiera se lo han leído y desde luego no han entendido nada de lo que dice en ese no muy brillante libro su autor, genio sí, pero por otros escritos, no por ese promovido y fomentado libro de mérito literario más bien menesteroso, tacaño, escaso y exiguo.

Carpetania, cuna del Humanismo”, primer vagido de la vida familiar… Sí, podría ser una buena forma de promocionar Guadalajara, siempre que se cerrara los ojos a los mismos insolubles problemas que afectan a quien identifique la provincia de Santander o la actual comunidad de Cantabria con la vieja y prerromana tierra homónima…

Ni en uno ni en otro caso coinciden los territorios, ni ninguna característica étnica o religiosa entre los carpetanos y los alcarreños, entre los cántabros y los actuales habitantes de las tierras al norte de la provincia de Burgos.

Es una decepción –o no, porque pertenecer a la tierra con más Historia del planeta tampoco está mal-, pero queridos carpetanos de Guadalajara, queridos montañeses y costeños de Santander, no sois aquéllos.

Lamento desengañaros. Pero no sois aquellos carpetanos ni aquellos cántabros, sino algo mejor y más evolucionado.

Cueva de los Casares en Riba de Saelices (Guadalajara). La figura humana por primera vez grabada hace 25.000 años.

Desde luego, lo que acabo de escribir sobre «Carpetania» es irónico, aunque contenga realidades. Sirve para que se vea lo absurdo que es decir eso mismo sobre «Cantabria», igualmente sin sentido pero con el presupuesto público de una taifa regional que sostiene idéntica patraña.

Lo cual no creo que sea constitutivo de “malversación”, pues parece palabra muy fuerte, pero sí de dilapidación y derroche del presupuesto de todos, para beneficio de los jerarcas que se han montado sobre ese engaño, esa trampa y ese timo intelectual a sus convecinos.

Arévacos y lusones sí son pueblos con su propia historia en su propio alfabeto, cosa que los cántabros prerromanos, no. Y además el idioma lusón puede cultivarse literariamente, por ejemplo, por mí, o por cualquiera que quiera que en Guadalajara tengamos dos lenguas propias y cultas o cultivadas

ES EL MISMO DELIRIO que si los sorianos se reclamaran herederos directos de los arévacos de Numancia, y pidieran la recuperación de su discutido y mudable territorio, y su independencia o autonomía política, basándose en aquel pueblo.

Como si los arévacos prerromanos gozasen de “señas” redivivas, resucitadas del paso destructor de las legiones romanas y de los siglos devastadores, para todos aquellos pueblos.

O si los habitantes de la región de Luzaga, en el actual oriente de la provincia de Guadalajara, decidieran reclamar las señas de identidad de los viejos “lusones”, emparentados con los numantinos, y que también como ellos prefirieron morir antes que caer en poder de las tropas de la República romana.

Con una diferencia, los lusones o los arévacos sí son pueblos escribientes. Es decir arévacos y lusones sí disponían de alfabeto y de escritura propia, por lo que ellos sí son ya pueblos “históricos”. No se fundamentan en Javier de Burgos, como antes hemos visto para la provincia de Santander y sus continuaciones.

Las formas étnicas o gastronómicas o de enterramiento no coinciden entre los antiguos lusones, arévacos o cántabros prerromanos y los actuales pobladores de sus tierras.

Pero históricos por sí mismos sí lo son los prerromanos que habitaron Soria y Guadalajara… No los cántabros prerromanos. Aquí va una pequeña clase de lengua y cultura lusona, para quien quiera –puenteando a Castilla- trasladarlos por el túnel del tiempo a las reivindicaciones autonómicas actuales.

La lengua celtibera lusona, aparte de histórica puesto que conservamos textos de ella sobre distintos soportes, es hoy mismo lengua culta y cultivada.

Véase el soneto siguiente, pergeñado por quien esto escribe, aunque naturalmente no está escrito en alfabeto lusón (por no ser el nuestro, no habría forma autonómica ni no autonómica de entenderlo), sino en alfabeto latino, que es –¡cosas de la Historia!- el mismo abecedario que hoy comparten Guadalajara, Soria y Santander.

SONETO DE LOS NÚMEROS EN CELTÍBERO LUSÓN

“Ban”, en ibero; en castellano es uno.

“Bi”, en ibero; en castellano es dos.

“Irur”, en ibero; es tres, dos y uno.

“Laur” ibero; cuatro, dos más dos.

“Borste”, ibero; cinco hoy los reúno.

“Sei”, ibero; media docena en pos.

“Sisbi”, ibero; seis más uno, yo acuno.

“Sorse”, ibero, ocho: dos, dos, dos y dos.

“Abar”, ibero; es nueve en castellano.

“Hamar”, ibero; diez sea al completo.

Y aquí tienes –iberas- doble mano.

Vas entrando, por tanto, en el secreto

del pueblo antiguo, añejo, prerromano.

Más no cabe al decir de este soneto.

En definitiva, si los habitantes de Soria y de Atienza (Guadalajara) dieran en tenerse por arévacos numantinos regionalizables autonómicamente por este motivo histórico (que no prehistórico, en su caso) y si la parte este de Guadalajara recalase en las señas de identidad de los viejos lusones (con ser muchas e históricas -no prehistóricas- las señales que podrían exhibir), ¿qué habrían alumbrado…?

Pues… un visaje, un desbarre, un desfase y un desajuste similar al que cometieron los partidarios de que la histórica “La Montaña” (de Castilla, por antonomasia, paradigma y excelencia) pasara a denominarse “Cantabria”…

¡No coinciden geográficamente! Como se ha indicado, aquella Cantabria correspondía más bien, otra vez, a las tierras de Santander, norte de Burgos y norte de Palencia, y la capital de aquella Cantabria prerromana -según cuentan- era Peña Amaya, donde se asentaba Amaya (la “ciudad madre”, la “capital”, en lengua indoeuropea).

Peña de Amaya ( Burgos )

¿Pero dónde está hoy Peña Amaya, guardando los restos de la vieja ciudad de Amaya…? Pues se sitúa… al oeste de la provincia de Burgos, para desesperación de los cantabristas de nuestro días, que podrían retornar con sentido de propiedad a la vieja Amaya sí, pero siempre y cuando primero se reintegraran a la igualmente muy añeja… ¡provincia de Burgos!

Y desde luego los bisontes de Altamira ni son “cántabros” de hoy, ni de ayer ni de nunca.

En realidad, los bisontes de Altamira ni siquiera son españoles: son de su valle, que es lo que conocían los humanos de hace 15.000 años que los pintaron, y algunos valles contiguos más, sin saber que miles de años después iban a ser utilizados para las más variopintas politizaciones, fabulosas e irreales…

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